En la Escuela de Postgrados recibimos a Lucía Barboni, psicóloga, PhD en Derecho Penal y Políticas Criminales y coordinadora académica de la Maestría en Psicología Forense y Penitenciaria; a María Gutiérrez, socióloga e integrante del equipo de Protección a la Infancia de UNICEF y magíster en Políticas Públicas por nuestra Escuela; y al ilustrador Sebastián Santana, para presentar Te acompaño en el camino, una guía que acerca el proceso penal por violencia sexual al lenguaje y los derechos de niñas, niños y adolescentes.
Esta guía nació a partir de una pregunta concreta: cómo explicarle a niñas, niños y adolescentes qué ocurre cuando deben atravesar un proceso penal por violencia sexual, sin ocultar la realidad ni sumar más sufrimiento al daño ya vivido. El pasado 14 de noviembre, en la jornada de presentación “Acompañamiento a niños, niñas y adolescentes que atraviesan un proceso penal por violencia sexual”, realizada en nuestra Escuela de Postgrados, sus autores compartieron el recorrido que llevó a convertir esa pregunta en una herramienta psicoeducativa pensada para el sistema de justicia y para quienes acompañan estas experiencias.
El proyecto comenzó lejos de Uruguay, en Barcelona, donde Barboni trabajó en el modelo Barnahus, referente internacional en abordaje de violencia hacia niñas, niños y adolescentes. Allí conoció materiales que explican, en formato de cuento ilustrado, distintas etapas de los procesos judiciales. Esa experiencia la llevó a identificar un faltante: en Uruguay no existía un recurso similar que hablara desde la mirada de la infancia y contemplara las particularidades del sistema penal local. A partir de esa inquietud, y con la experiencia acumulada en proyectos previos con UNICEF, Barboni se acercó a la organización con la propuesta de desarrollar un material específicamente pensado para el contexto uruguayo.
A ese impulso inicial se sumó la trayectoria de Gutiérrez, hoy referente de protección en UNICEF Uruguay, interesada en cruzar evidencia, diseño institucional y derechos de la infancia. El tercer vértice lo aportó Sebastián Santana, con un recorrido consolidado en literatura infantil y juvenil y experiencia previa en materiales para trabajar con niñas y niños víctimas de violencia sexual en el ámbito de la salud. La combinación de una psicóloga forense, una socióloga y un autor e ilustrador permitió armar un equipo interdisciplinario que piensa a la vez el fondo y la forma: qué hay que decir y cómo decirlo para que de verdad llegue a quienes más lo necesitan. Desde la ilustración y el trabajo visual, Santana define la atmósfera del libro y contribuye a que un tema doloroso pueda abordarse con sensibilidad, cuidado y cercanía.
El personaje central del libro es Lorena, una niña que cuenta en primera persona su recorrido por el sistema de justicia. Esta decisión llegó después de varias versiones. En los primeros borradores la historia era contada por una narradora adulta, una suerte de figura protectora que guiaba al lector. Con el tiempo el equipo entendió que esa distancia no ayudaba. Poner a una adulta en el centro diluía la experiencia de la niña y alejaba al lector infantil del lugar que realmente importa. La solución fue fusionar esa voz con la protagonista y dejar que Lorena narre lo que ve, lo que vive y lo que siente. El libro no solo describe oficinas, audiencias y trámites. De página en página, el cabello de Lorena crece, la vida cotidiana sigue, aparecen la escuela, el juego, el psicólogo. La justicia se vuelve un tramo del camino, no toda la vida.
Antes de escribir esa historia, hubo un trabajo cuidadoso de investigación. El equipo ordenó el proceso penal y el sistema de protección etapa por etapa: qué sucede, quién participa, cuál es el objetivo de cada instancia, dónde se cruzan los caminos entre justicia penal y de familia especializada. La Unidad de Víctimas y Testigos de Fiscalía fue un socio clave. Sus equipos no solo compartieron información, sino que guiaron un recorrido físico por los espacios que transitan niñas y niños: oficinas, salas de espera, juzgados, el Instituto Técnico Forense. Cada detalle, desde un pasillo hasta un escritorio, fue observado, fotografiado y traducido luego en ilustraciones que buscan algo muy concreto: que al abrir el libro las niñas y niños puedan reconocerse en una niña uruguaya, en escenarios que remiten a nuestro país.
La alfabetización jurídica es uno de los hilos conceptuales de Te acompaño en el camino. El libro incorpora definiciones breves de términos como denuncia, pericia, audiencia, juicio penal o expediente. La lógica es simple y a la vez potente: así como nadie duda en explicarle a un niño qué es un estetoscopio cuando va al médico, tampoco deberíamos evitar palabras jurídicas por pensar que “no van a entender”. Para Gutiérrez, reconocer a niñas, niños y adolescentes como sujetos de derecho implica darles información adecuada a su edad, no edulcorar o esconder lo que sucede. Saber qué va a pasar, quién es quién en una audiencia o por qué se toma una declaración anticipada ayuda a reducir la ansiedad y da elementos para que, si algo no ocurre como debería, puedan preguntar o exigir.
El equipo puso especial cuidado en cómo narrar las expectativas sobre la justicia. La historia de Lorena no se organiza en torno al resultado del proceso judicial, sino que pone el acento en el recorrido: en los derechos que deberían garantizarse, en la posibilidad de ser escuchada y comprendida, y en la existencia de personas adultas responsables de proteger y acompañar. Se buscó transmitir que acceder a una justicia adecuada a la etapa madurativa es un derecho en sí mismo, independientemente de cómo termine el caso en términos de condenas o resoluciones.
En el proceso creativo, el equipo descubrió que no bastaba con ofrecer una herramienta dirigida a niñas y niños. Las personas adultas que acompañan estos procesos también necesitan orientación. Así nació una guía para adultos que acompaña al libro principal. Allí se explican con más detalle algunas figuras jurídicas, se sugieren modos de preparar el contexto para la lectura, se ofrecen claves sobre tono de voz, tiempos, manejo de preguntas, validación emocional y cuidado de los propios adultos. Barboni subraya que en los procesos de victimización la recuperación se vuelve mucho más difícil cuando quienes cuidan al niño están desbordados, sin información o sin recursos para sostenerlo. La guía busca ser, en sus palabras, “un pequeño manual para que ese adulto también pueda aprender a acompañar mejor”.
La Maestría en Psicología Forense y Penitenciaria trabaja en ese cruce entre evidencia, práctica profesional y contexto judicial. Desde esa experiencia, Barboni reconoce Te acompaño en el camino como un ejemplo de cómo la formación puede traducirse en herramientas concretas para el trabajo con niñas, niños y adolescentes. Desde el lenguaje visual, Sebastián Santana suma una capa decisiva: imágenes que sostienen el relato y ayudan a hacer legible un proceso complejo.
La validación con niñas, niños y familias fue otro momento decisivo. Con ejemplares de prueba, el equipo organizó una instancia de lectura compartida junto a la Unidad de Víctimas y Testigos: primero juego y presentación, luego la lectura del libro, después una conversación abierta sobre qué les gustó, qué no y qué cambiarían, y finalmente un cierre lúdico para aliviar la carga emocional. De allí surgieron ajustes concretos, como la presencia explícita de la madre en las páginas finales. Fue una madre quien lo señaló con claridad: después de la audiencia, quienes vuelven a casa son madre e hija. El libro no podía dejar esa figura afuera. En la presentación de la guía, esas mismas familias se reencontraron con el material terminado, vieron sus nombres en los agradecimientos y reconocieron que sus miradas habían quedado impresas en la obra.
En paralelo, la jornada permitió una conversación franca con jueces, defensores, fiscales y equipos técnicos. Varios de ellos destacaron que el libro los obliga a mirarse en el espejo. Ver el recorrido de Lorena, con sus miedos, sus esperas y sus preguntas, invita a revisar prácticas, tiempos y modos de comunicación dentro del sistema. Como señaló una de las intervenciones, no alcanza con que exista la figura legal de la declaración anticipada si, en la práctica, no todos los niños y niñas pueden ejercer ese derecho. Herramientas como Te acompaño en el camino funcionan también como recordatorios y, en cierto modo, como exigencias al Estado para que lo que está escrito en las normas ocurra en la realidad.
El plan de distribución acompaña ese propósito. UNICEF y la Fundación de Cultura Universitaria (FCU) realizaron una primera edición destinada prioritariamente a defensorías, Fiscalía, consultorios jurídicos públicos, servicios de protección y organizaciones que trabajan con niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia sexual. Además, el libro está disponible en formato digital de acceso gratuito y se comercializa a bajo costo en la librería de la FCU, para facilitar su circulación más allá de los espacios especializados.
Los datos de contexto permiten dimensionar la urgencia. Según cifras del Ministerio del Interior difundidas por UNICEF Uruguay, cada día se reciben en el país alrededor de nueve denuncias de violencia sexual y en siete de cada diez casos la víctima es una niña, un niño o un adolescente. No se trata de un fenómeno aislado ni restringido a un único contexto social o territorial. Para el equipo autoral, el primer paso para cambiar esa realidad es quitar el tema del rincón oscuro y abordar la violencia sexual de frente, con información, acompañamiento y respuestas integrales. Te acompaño en el camino busca aportar justamente a ese giro: nombrar lo que sucede, explicar qué derechos existen, mostrar que el sistema puede y debe responder con cuidado y sensibilidad.
Con un pie en la psicología jurídica, otro en la protección de derechos y un tercero en la creación literaria y visual de Santana, Te acompaño en el camino propone algo simple y, al mismo tiempo, transformador: que la justicia pueda ser explicada a niñas, niños y adolescentes con honestidad, cuidado y lenguaje propio. Que, aun en medio de un proceso doloroso, existan palabras, imágenes y adultos disponibles para acompañar. Y que, desde la formación especializada y la articulación con organismos como UNICEF, se sigan generando herramientas que humanicen instituciones pensadas, durante demasiado tiempo, de espaldas a la infancia.
Podés descargar la guía completa de forma gratuita haciendo clic aquí: https://n9.cl/4r5pi




















