En las clínicas universitarias, donde la práctica y la lectura crítica de la evidencia conviven cada semana, la Maestría en Periodoncia avanza con una primera cohorte que inaugura vínculos y fija horizontes. El 14 de octubre, el PhD Bruno Manta recorrió los consultorios y delineó junto al equipo académico los pasos de un trabajo conjunto entre el Institut Pasteur y la Escuela de Postgrados. La propuesta convoca a los maestrandos a integrarse a un estudio en curso sobre microbioma oral e intestinal y a convertir esa experiencia en el eje de sus trabajos finales.
El proyecto prevé la recolección de muestras directamente en bolsas periodontales, además de registros clínicos y hábitos de los usuarios, para comparar marcadores antes y después del tratamiento. También incorpora muestras de materia fecal, con el objetivo de comprender mejor la relación entre infecciones orales, inflamación sistémica y salud general. “Es una oportunidad de aportar datos desde nuestra práctica a un estudio grande y de aprender metodología de investigación aplicada”, resumieron.
La formación pone en el centro la clínica y el trabajo interdisciplinario. Las rotaciones se complementan con la Clínica de Diagnóstico, donde las maestrías en Periodoncia, Rehabilitación Oral y Ortodoncia abordan en conjunto los casos complejos, elaboran planes de tratamiento y discuten decisiones en ateneos con literatura actualizada. “Lo práctico es fundamental. Este año avanzamos en procedimientos que no habíamos realizado en grado y el acompañamiento docente marca la diferencia”, contaron. La experiencia, coinciden, se sostiene también en el grupo humano: “Con la carga horaria que tenemos, el apoyo entre compañeros y docentes es clave para avanzar”.
La elección de la maestría se explica por la combinación de base teórica sólida, práctica intensiva y mirada integral del usuario. Algunos estudiantes viajan semanalmente desde el interior para cursar en Montevideo, lo que añade esfuerzo y compromiso. Para varios, el proyecto con el Institut Pasteur es el primer acercamiento a la investigación. “En odontología no siempre es sencillo acceder a estudios de esta magnitud. Integrarnos a un equipo con trayectoria y aportar desde la clínica suma mucho a nuestra formación”, señalaron.
Desde el cuerpo docente, la Dra. Victoria García Olazábal, doctora en Medicina Biofotónica, especialista en Periodoncia y presidenta de la Sociedad Uruguaya de Periodoncia, y la Dra. Lucía Piriz, directora de la Maestría en Ortodoncia y doctora en Rehabilitación, acompañan el proceso y promueven el desarrollo de perfiles académicos. En paralelo, el equipo proyecta líneas que relacionan periodontitis, microbioma e inflamación con problemáticas como el dolor crónico, abriendo nuevas preguntas para futuras investigaciones.
La conversación dejó también un diagnóstico de contexto: la periodontitis es altamente prevalente y, sin embargo, el subdiagnóstico persiste. Falta instrumental específico en muchos servicios y la evaluación periodontal sistemática no siempre se realiza. En ese escenario, la formación basada en evidencia y el trabajo con datos locales adquieren un valor particular. “Bajarlo a la realidad del país, con nuestros usuarios y nuestros registros, permite tomar mejores decisiones clínicas y comunicar mejor los riesgos y beneficios del tratamiento”, destacaron.
Como primera generación de la maestría, los estudiantes leen esta alianza como un hito que combina asistencia, investigación y tecnología. El estudio con el Institut Pasteur suma método y escala a la práctica de todos los días. Más que un cierre, este comienzo parece un camino para sostener comunidades de aprendizaje donde la clínica encuentra a la ciencia y la evidencia vuelve al consultorio convertida en mejores cuidados para los usuarios.
















