“La investigación es una herramienta para mejorar el mundo”

¿Cómo se pueden generar ambientes que estimulen el desarrollo de las personas? Esa pregunta acompaña a Cindy Mels desde hace más de 20 años. La acompañó en Gante (Bélgica) cuando cursó la Maestría en Ciencias Pedagógicas –opción Special Needs Education– en la Universidad de Gante. La acompañó también cuando investigó el fenómeno de la migración infantil en Europa y sus consecuencias, para su trabajo final de la Maestría. Y la siguió acompañando cuando decidió postularse a un Doctorado en Ciencias Pedagógicas por la misma universidad, instalarse en el Congo durante varios meses e investigar el desarrollo socioemocional de adolescentes en situación de guerra. 

A lo largo de tres años, Cindy visitó el Congo cuatro veces con estadías que fueron de los dos a ocho meses. En una de esas visitas conoció a quien terminó siendo su esposo, el principal motivo por el que se instaló en Uruguay. Cuando llegó el momento de pensar en su futuro laboral, postuló para una beca Erasmus y llegó a la Universidad Católica del Uruguay (UCU) con el entusiasmo por la investigación intacto.  

Cindy trabaja en la Unidad de Apoyo a la Investigación de la Vicerrectoría de Investigación e Innovación y en el Departamento de Educación. Además, integra el Sistema Nacional de Investigadores. En esta entrevista cuenta por qué para ella investigar es poder generar un impacto en el mundo.  

Hiciste la Licenciatura en Pedagogía, luego una Maestría y terminaste con el Doctorado en Ciencias Pedagógicas. ¿Cuándo empezaste con la investigación?  

Me inicié en la investigación durante la Maestría. Por ese entonces, todavía vivía en Bélgica. Era el año 2004, muchos migrantes querían viajar a ese país y apareció el fenómeno del niño inmigrante que viajaba solo. Entre traumas y contextos de violencia, llegaban a un país donde el Estado los detenía y los metía en centros para refugiados, pero tenía la obligación de garantizar sus derechos hasta los 18 años.?Fueron dos años trabajando con chiquilines en centros de refugiados, estudiando su bienestar psicosocial y otros aspectos. Fue mi primera publicación arbitrada.  

Todavía se sabía muy poco de qué pasaba con niños refugiados que seguían en sus países en guerra y con ese tema en mente postulé a una beca de Doctorado por cuatro años. Estuve tres años haciendo trabajo de campo en el Congo. Quería investigar el desarrollo socioemocional de adolescentes en situación de guerra.  

 

¿Qué investigaste ahí en particular?   

Cómo esa exposición a la violencia influía sobre la salud mental y el desarrollo psicosocial, para buscar cuáles eran factores más protectores. Implicó hacer un diagnóstico del bienestar psicosocial de los chiquilines, pero a la vez, un estudio con actores locales (ONG) para mapear cómo intervenir y cómo trabajar en esas condiciones de guerra latente. Era pensar en cómo intervenir para poder atender a todas esas necesidades, tomando en cuenta los factores protectores y cómo potenciarlos.? 

 

¿Cuánto pesa lo emocional en investigaciones de ese tipo? 

Es muy curioso porque cuando uno está dedicado a algo se puede abstraer. Está estudiado cómo gente que trabaja en zona de guerra sufre lo que se llama traumatización secundaria. En este tipo de trauma pueden existir efectos demorados, no inmediatos. La adrenalina permite seguir adelante y cuando salís de eso lo empezás a procesar.  

Me pasó que, recién a los dos o tres años y embarazada de mi primera hija, empecé a procesar muchas de las cosas que escuchaba. Porque hacía entrevistas a chiquilines que me decían cosas horrorosas, que en realidad nunca llegué a procesar internamente hasta que fui mamá. Es parte del proceso de investigación: en ese momento vos sos un instrumento y tenés un deber, que es hacer una sistematización de lo que está pasando para que se produzca conocimiento con una utilidad clara.  

En mi caso la investigación nunca fue generar conocimiento solamente para publicar un paper; para mí también se trata de generar conocimiento para que después la comunidad de personas que trabajan en ciertos lugares tengan más herramientas. 

 

¿Las investigaciones siempre tienen un objetivo, más allá de la generación de conocimiento? 

No en todas las disciplinas. Pero yo elegí ser investigadora porque me parece un camino para poder impactar en el mundo, para poder generar cosas buenas. Como investigador vos podés generar conocimientos que tengan utilidad para que la gente esté mejor. En lo que yo he hecho hay un componente de querer involucrar a personas que se van empoderando y van aprendiendo cosas que luego pueden poner en práctica. 

 

¿Cómo fue te llegada a Uruguay? 

Tuve que reubicarme un poco y continué con esa fascinación por cómo la exposición a la violencia y la vulnerabilidad socioeconómica van de la mano. Puse el foco en adolescentes y me metí en centros educativos de la zona oeste, ahí trabajamos en el Cerro y en La Teja, ese fue mi primer proyecto.

 

¿Llegaste directo a la UCU? 

Vine con una beca de Erasmus Mundus; 2010 fue el primer año en que Uruguay participó en esas becas y yo todavía trabajaba en la Universidad de Gante, me quedaba un año de la beca del doctorado. Ahí apliqué e ingresé a la UCU.  

Estuve medio año como investigadora haciendo un proyecto de investigación que hice una adaptación de un instrumento para evaluar aspectos de la salud mental adolescente, pero sobre todo para después poder investigar violencia. Después me postulé para el fondo María Viñas de la Agencia Nacional de Investigación en Innovación (ANII) y gané un proyecto de tres años que me permitió montar un equipo de trabajo.  

¿En qué se focalizaron? 

Investigamos el fenómeno de la violencia comunitaria en adolescentes. Nos pusimos a investigar qué les pasa a los chiquilines en contextos de violencia y cómo eso se relaciona con su bienestar, trauma, problemas de conducta y emocionales. También agregamos cómo afecta eso a su trayectoria educativa. Es una realidad de que cuanto más peligroso el ambiente donde se encuentra el centro educativo, más posibilidad de abandono.  

Es decir, a mayores dificultades emocionales, ansiedad, más cuesta concentrarse en los estudios. Estudiamos esa relación y buscamos armar con docentes un dispositivo de intervención para empezar a trabajar esas cuestiones en los liceos.?En algunos liceos la violencia es tan tremenda que para los docentes es casi imposible dar una clase sin atender a las muchas violencias que están pasando, que pasan en los barrios, pero se meten en los centros educativos.  

Ahí surge PICA, un proyecto de intervención que atiende a una necesidad del sistema educativo: la de docentes o referentes que buscan saber cómo trabajar problemas de convivencia y, dentro de la convivencia, más problematizando la cuestión de la violencia entre pares, hacia adultos, en las veredas de los centros educativos.

 

¿PICA es un ejemplo de investigación con un fin práctico? 

Exactamente. Fue un proceso de producción de conocimiento que involucró a estudiantes y docentes, para poder conocer una realidad, mapear las necesidades de una población específica y explorar posibles mecanismos para poder potenciar factores protectores. Fue generar un dispositivo para dar herramientas concretas a docentes. Es bien investigación aplicada.? 

 

¿Cómo concluye una investigación en tu área de estudio? 

La forma en la que investigo tiene métodos mixtos: una combinación de investigación cuantitativa —más impersonal— y cualitativa. El proyecto no se termina cuando termina la financiación. En el caso de PICA, formó la base para otro proyecto de investigación que también fue financiado por la ANII que puso el foco en los docentes. Siempre busco generar que una cosa lleve a la otra. Los proyectos se cierran, pero generan otros y eso es buenísimo porque constantemente vas generando cosas nuevas? 

 

¿Qué herramientas te parece que tiene que desarrollar un investigador para poder llevar a cabo su tarea? 

No hay una única definición de investigación ni forma de investigar. Para mí la investigación es una herramienta para mejorar el mundo. Eso es lo que a mí me motiva y por eso opto por metodologías mixtas: cuantitativas y cualitativas. En el camino hay que buscar aportarle algo a tu objeto de estudio para mejorarlo. Eso implica también tener una fascinación por los procesos técnicos, para que sean tomados en serio. En mi campo la práctica es muy importante y optás por un camino que implica mucha sistematización y obedecer a muchas reglas para que sea investigación aplicable y que también se pueda difundir en revistas especializadas.

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2023-07-11T15:55:00